Es un concepto equívoco, interpretado de tantas formas como personas tratando de definirlo. Sucede diariamente en la política en nuestro país y en el mundo. El diccionario de la Real Academia de la Lengua Española define entre otros, a la persona que pasa de una ideología a otra; además al titular de un cargo público que se separa del partido, pero no deja el cargo.
¿Por qué el tema se vuelve importante en la actualidad? En Ecuador antes de la última reforma electoral; el voto era preferente, el ciudadano elegía a sus autoridades de acuerdo con su preferencia. Sin embargo, desde la última votación entró en vigor la reforma que establece que, en las elecciones para asambleístas, entre otros, el voto será en listas cerradas y bloqueadas. Los electores marcarán la casilla de la organización política no del candidato específico.
Claramente quien es elegido, lo es por pertenecer a una organización política, lo que cambia de forma significativa la posibilidad del transfuguismo, que pone en entredicho a la representatividad. Cuando un asambleísta renuncia a su partido, la opinión pública habla de traición, oportunismo, incluso salvo contados casos, se insinúa que el voto tendrá un precio dentro de las nuevas mayorías. Nuevamente la representación, la gobernabilidad y la lealtad en debate.